Mis citas de Mark Twain

Hoy se cumplen 100 años de la muerte del genial Mark Twain. Aprovechando la efeméride, los de Muy Interesante se han lanzado a elegir sus seis citas preferidas del autor.

Yo no he querido ser menos, aunque me temo que mis citas no son tan políticamente correctas:

1. «Lo llamamos Padre, sin escarnio, pero detestaríamos y denunciaríamos a un padre terrenal que infligiera a su hijo la milésima parte de los dolores y miserias y angustias que Él dispensa a sus hijos cada día.»

2. «La Inmaculada Concepción depende de la declaración de un único testigo, un testigo cuya existencia misma reposa sobre la afirmación de una joven campesina a cuyo marido había que apaciguar.»

3. «La historia enseña que en cuestión de religiones progresamos hacia atrás, no hacia adelante.»

4. «Quienquiera que aquí abajo hace una máquina, se responsabiliza de su funcionamiento. A nadie se le ocurriría poner la responsabilidad en la misma máquina.»

(1 a 4: «Reflexiones contra la religión».)

5. «El hombre ha imaginado un cielo del que excluye por completo lo que para él constituye el deleite supremo, ese goce que ocupa el lugar central y preponderante en el corazón de los individuos de su especie -y la nuestra-: ¡la copulación!»

6. «Si en la Biblia se dijera a la cabra ‘No fornicarás ni cometerás adulterio’, hasta el hombre, que es un mentecato, reconocería que es una prohibición absurda y admitiría que la cabra no merece ser castigada por obedecer la ley de su Hacedor. En cambio, cree que es justo y sensato someter a los hombres a la misma prohibición.»

7. «La gran mayoría de los inventos que el Creador ha ideado para causar desdicha han sido especialmente diseñador para perseguir a los pobres.»

(5 a 7: «Cartas desde la Tierra»)

8. «Los años de la escuela no son más felices que otros años posteriores de nuestras vidas, pero los recordamos echándolos de menos porque hemos olvidado los castigos, y cómo nos preocupábamos cuando perdíamos las canicas o se rompían nuestras cometas.»

9. «En esta ciudad de Nápoles apoyen y creen en una de las más miserables imposturas religiosas que se pueden encontrar en Italia: la milagrosa licuación de la sangre de San Genaro. El primer día la sangre se licua en cuarenta y siete minutos: la iglesia está abarrotada y hay que darle tiempo a los que recaudan dinero. Después se licua cada día un poco más rápido, a medida que disminuye la asistencia hasta que, al octavo día, cuando sólo hay presentes unas pocas decenas de fieles para contemplar el milagro, se licua en cuatro minutos.»

(8 y 9: «Guía para viajeros inocentes».)

Acerca de Óscar Menéndez

Comunicador científico.
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